La pila de mono
En un rectángulo no muy amplio se empotra un pila de agua que casi siempre esta vacía pero hoy esta llena y en el medio se erige el pequeño hombre tallado en piedra, replica del original, símbolo y dios del silencio.
El lugar si aparece callado hasta que llegan varias personas a tomarse fotos, o pasan tres mujeres indiferentes por el lado hablando de sus vidas, una pareja de novios sentada en el borde besándose, a tres metros de la pila están dos negocios de comidas para ejecutivos que llegan carcajeándose y hablando fuerte.
Yo sólo puedo ver que la estatua no emite, no genera ningún tipo de respeto o de recuerdo ni siquiera un poco de admiración por el simple arte. Por otro lado porque la creencia popular del: Yo me quejo, tú te quejas, él se queja, nosotros nos quejamos, ellos se quejan, todos se quejan: ¿En dónde? Pues en la “pila del mono”… se supone que se va a hacer silencio no a quejarse, un monumento que a la luz de la realidad práctica y actual no tiene ningún sentido pero que en el fondo guarda historias y místicos significados esa es la pila del mono.
La estatua que actualmente se observa en esta plazoleta no es original, pues fue dañada en 1872, y desde el año 1915 la copia, se posa como un símbolo al silencio, diagonal a la casa del escribano Juan de Vargas en Tunja.
Cuando se pasa por delante de la pila del mono la tradición dicta, reza o exhorta: guardar silencio, por lo menos eso se cree popularmente, pero según algunos de los visitantes, “allá se va es a echar chisme”.
A hablar con la novia, a tomarse un café o a almorzar, hablar de política, economía, paro agrario, a tomar fotos, en las noches se fuma marihuana, en fin se va a hacer de todo menos a guardar silencio. Cabe aclarar que en algún tiempo de la historia, sin embargo, esa tradición se respetaba.
Preguntándole a varios visitantes de este lugar “sagrado” el escepticismo es enorme: escasamente creen y practican la religión católica, mucho menos pueden creer en dioses populares.
Lo anterior se pudo concluir cuando preguntamos si sabían quién era el hombrecito encima de esa pila y si sabía que era un dios según creencias populares, al final todos se burlaron o rieron cuando se les preguntó que si creían en ese dios o si respetaban la tradición de guardar silencio frente o alrededor de él.